El día jueves 21 de diciembre, alrededor del medio-día habrá un suceso astrológico de máxima relevancia planetaria: El Solsticio, del latín solstitium (sol sistere), «Sol quieto».
Año tras año, el astro Solar, fuente de energía y vida de nuestro sistema, pasa por uno de los puntos de la elíptica más alejados del ecuador, marcando dos momentos claves: los Solsticios de invierno y verano, el 20 o el 21 de junio y el 21 o el 22 de diciembre de cada año.
En los días de solsticio, la duración del día y la altitud del Sol al mediodía son máximas (en el solsticio de verano) y mínimas (en el solsticio de invierno) comparadas con cualquier otro día del año.
En el solsticio de verano del hemisferio norte el Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el trópico de cáncer y en el solsticio de invierno alcanza el cenit al mediodía sobre el trópico de Capricornio. Para el hemisferio Sur, exactamente lo opuesto, siendo el 21 de diciembre la noche más corta del año, primer día del Verano, a partir del cual los días serán cada vez más cortos.
Además de ser un fenómeno astronómico que delimita las estaciones y organiza la vida humana, el nacimiento del Sol se celebra en la mayoría de las culturas ancestrales de todo el mundo, como el año nuevo.
En el hemisferio norte, durante el solsticio de diciembre los celtas y romanos festejaban el triunfo del Sol sobre las tinieblas con fogatas. Posteriormente la Iglesia Católica en esa misma fecha, el 25 de diciembre, Navidad, el nacimiento de Jesús, otorgándole el mismo carácter simbólico de renacer de la esperanza y de la luz en el mundo y corrigiendo así al mismo tiempo el significado de la festividad pagana previa, denominada Sol Invictus.
Mientras que en la zona andina durante el solsticio de diciembre los pueblos celebran el Cápac Raymi, que es el inicio del año incaico. En México el solsticio de Invierno, se relaciona directamente con el nacimiento del nuevo sol y el nacimiento del niño Mexi Huitzilopochtli, deidad mexica que da inicio al despertar colectivo de conciencia.
También las famosas hogueras de la Festividad de San Juan, provienen de fiestas paganas anteriores al cristianismo, que posteriormente fueron asimiladas por la Iglesia, para celebrar el camino del Sol.
Así es como a lo largo de la historia de la humanidad, cada cultura resignificó el fenómeno del Sol naciente según sus propias pautas y símbolos, pero siempre asignándole a ese día en particular un rol importante en la renovación vital de la conciencia, la esperanza y el triunfo de la luz sobre la oscuridad. La astrología no es la excepción.
Para este lenguaje sagrado, el Sol, planeta regente del signo leo, es la conciencia de sí, es el eje organizante del Yo, que hace centro, desde su individualidad y autoexpresión creativa, dando vida y movimiento al resto del sistema. El sol es Rey, pero incluso esta es una función que implica ciertas responsabilidades para con el resto de los astros. Ahí donde se posa el Sol, esta la luz, la claridad, pero también el ego y la identificación, “Yo soy de virgo”, dirá cualquier persona como presentación natal. También en el horóscopo las personas buscan lo que acontece con respecto a su Sol. Esto sucede por el poder magnético y la función identitaria del Sol en la carta, con la que fácilmente nos identificamos.
¿Cuáles son las particularidades de este Solsticio?
Si bien este fenómeno anualmente, tendremos este año algunos aspectos astrológicos relevantes que marcarán las características de este periodo y también del próximo año.
Mercurio retrogrado del 3 al 22 de diciembre:
Mercurio es el planeta de la comunicación, también rige la relación con nuestros hermanos, vecinos y compañeros. Ámbitos de aprendizaje y comercio, es decir de múltiples intercambios de información sígnica, están identificados con Mercurio – Hermes Trismegistro. Como este dios cuyos pies son alados y lleva mensajes a toda velocidad entre los mortales y los dioses, Mercurio se mueve rápido! Por eso retrograda 3 o 4 veces por año. Esta es su última retrogradación del año e implica ciertas complicaciones. Como está en Sagitario, cuestiones legales, académicas, publicaciones viajes y política se verán entorpecidas. La sensación que prima es: “no tengo toda la información”, “las cosas no fluyen”, tediosos trámites legales, crisis presupuestaria, desilusión ideológica, trabas burocráticas. Importante: leer la letra chica.
Otra curiosidad interesante de este mes es que el domingo 3 de diciembre, día en que comenzaba a retrogradar, la luna llena estaba en Géminis -el signo de Mercurio y el Sol en cuadratura con Neptuno – apariencias engañosas, ideas poco claras, fuertes estados de ensoñación y los actos fallidos a flor de piel. Estos aspectos nos hablan también del constante bombardeo de información que de nada sirve si no le damos un sentido, sino lo llevamos a la acción.
Esta sensación de bloqueo y confusión terminará el 18 de diciembre – luna nueva en Sagitario, momento clave, a días del Solsticio Capricorniano. La fuerte alianza entre estos dos signos, rigen nuestras instituciones e ideologías sociales- colectivas, y nos permiten desarrollar la justicia, la responsabilidad, coherencia y compromiso, dar sentido a nuestras acciones, y articular nuestro destino individual para servir al mundo. Buen momento para plantearse nuevas formas laborales, revalorizar nuestros empleos y repensar nuestros objetivos. Celebrar las luchas conquistadas, los proyectos concretados, los pasos hechos y el camino realizado, nunca en vano porque trae aprendizajes.
El año nuevo solar será bendecido por un Trino de agua entre Júpiter en Escorpio y Neptuno en Piscis, hasta enero inclusive, que nos calman en momentos de desesperanza y nos dicen: “Todo lo que suceda es aprendizaje”, pero también: “Cuidado con los excesos de las fiestas”.
Otro aspecto de fuerte influencia sobre el nuevo ciclo inaugurado por el Solsticio pero regente para todo el nuevo año gregoriano es un Stellium en Capricornio entre Saturno, Venus y Plutón, a los que se suma el Sol desde el 21 de diciembre. Gran periodo de concreción y progreso donde pareciera que los astros se alinean, literalmente, para facilitar aquello que venimos planeando hace rato: puede ser la vida en pareja o concreción de una carrera, la construcción de un hogar, el reconocimiento de alguna institución. Son estas las posibles manifestaciones que dan cuenta de nuestro proceso, de nuestra lucha, de nuestra capacidad de sostener una actividad, un proyecto, una meta, un vínculo.
Al clásico stress de fin de año se le suma la influencia capricorniana de exigencia y autoevaluación: ¿Qué logré? O los problemas de comunicación. Tener presente durante este Solsticio y las festividades posteriores la necesidad de Construir – día a día- piedra por piedra- sin auto castigarse por las expectativas no alcanzadas– valorando cada momento y siempre desde el amor. Si algo nos enseña el Sol, en su ciclo es que la iluminación es una construcción de todos los días.
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